TELA DE ENCUADERNACIÓN
La tela que se emplea para encuademación es un tejido de
algodón que ha sido empapado en almidón y pigmentos y sometido a vapor
caliente. Los granulos de almidón se hinchan y se espesan, lo que hace que el
material adquiera rigidez, que quede almidonado. El secado suele consistir en
hacer pasar la tela alrededor de un tambor de vapor antes de llevarla a la
máquina encoladora. El calor seca el almidón en el que está empapada la tela.
Cuando este material se encola, se invierte el proceso: el agua que contiene la
cola ablanda las partículas de almidón, con lo que el material se vuelve
dúctil y permite trabajarlo con facilidad. El almidón, además, evita que la
cola penetre en el tejido y lo traspase.
Originalmente los libros se encuadernaban en cuero de
animales y en papiro, pero ambos materiales eran muy costosos y difíciles de
trabajar. El cuero tiene una forma muy irregular y presenta muchas
imperfecciones. A mediados del siglo xix, con el auge de la impresión en serie
y la proliferación de la literatura, se acrecentó la demanda de libros y estos
materiales ya no se ajustaban a lo que antes había sido una prerrogativa de los
ricos.
La tela era más barata y, además, podía suministrarse en bobinas, por lo
que su uso resultaba más eficaz.
En el mercado es más corriente encon-trartelas con dorso de
papel o de papel de seda. Éstas se diferencian de la tela de algodón en que el
material de que están hechas es por lo general de origen sintético, como el rayón.
La tela de encuademación de algodón tiene el inconveniente de que el adhesivo
penetra en el tejido al ser encolado. El rayón tiene un reverso o forro
flexible que evita que esto suceda, y además es más barato que el algodón. Otra
ventaja es la disponibilidad de colores mucho más vivos y una mayor diversidad
del tipo de punto del tejido. La tela de algodón tiende a asociarse a
volúmenes áridos de textos jurídicos o médicos, mientras que el rayón suele
emplearse en proyectos más artísticos o de diseño. La tela de algodón, por otra
parte, es más duradera que la de rayón.
A medida que el mundo se encamina hacia nuevos medios de
consumo de conocimientos, parece ser que el uso del libro tiende a disminuir.
A pesar de ello, sigue existiendo gran diversidad de telas de encuademación y
se sigue investigando sobre el tema.
A causa de su difusión internacional, hay
fabricantes que suministran tela de encuademación a cualquier lugar del mundo.
En la década de 1950 se produjo el surgimiento y el auge de
los papeles estucados, que podían ser de color y admitían la estampación o
gofrado en multitud de acabados distintos, incluso imitando cueros curtidos.
La piel de animal por fin gozó de su revancha, aunque fuese en forma de
material sintético. En la actualidad, se han creado telas híbridas que fusionan
textura y urdimbre o que incluso imitan el acabado de superficies propias de la
naturaleza (como la piedra) o de la ciencia (metales o cristales). Los
fabricantes de estos materiales están más que dispuestos a suministrar
suntuosos catálogos de muestras, pero hay que tener cautela ya que el mundo de
las telas de encuademación es muy diverso y tanta variedad puede resultar
peligrosamente hipnótica.
Véase The Elusive Truth!
— Jason Beard [págs. 065-067]
Materiales y Procesos de Impresión,2007, Daniel Mason
Editorial Gustavo Gili, SL
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