Todas las exposiciones grandes se dirigen a un amplio
espectro de visitantes, algunos con más conocimientos sobre el tema que otros.
Para adaptarse a sus diversas necesidades, diseñadores y expositores usan
niveles de información. Hay muchas maneras de crear niveles en una exposición.
Por ejemplo, puede haber niveles según la longitud de las visitas -cortas,
medias, largas- o según los grupos de interés: una muestra de aviones tendrá niveles
diferentes, como ingenieros, estudiantes y pilotos. A continuación veremos
cuatro tipos de visitante, con distintos niveles de conocimiento que deben ser
atendidos:
El experto
Es el especialista que conoce bien el terreno y quiere
complementar su propio mapa detallado del área. Puede que haya recorrido antes
la mayor parte del terreno, por lo que estará interesado en los caminos menos
trillados. Busca exposiciones o información que amplíe sus conocimientos
previos, y mucho de lo que va a ver ya le será familar. Esta persona necesita
un elemento de búsqueda, quiza una pantalla o una base de datos de referencia
de materiales, para explorar en profundidad determinados aspectos de la
exposición. Puede que desee poder sentarse, en especial si su indagación
requiere tiempo. Su mirada se fijará en cierto número de objetos expuestos, y
debe disponer de datos que le permitan ahondar en la procedencia, tipo, fecha y
trasfondo de cada pieza.
El viajero habitual
Esta persona está familiarizada con los principales aspectos
y desea descubrir más explorando sobre el terreno. Tiene una base razonable de
conocimientos y desea aumentarla, pero le motiva más una curiosidad general que
la necesidad de buscar información específica. Para satisfacer las necesidades
del viajero habitual, el diseñador debe planificar un nivel informativo. Esto
puede conseguirse de varias maneras: texto explicativo, muestras audiovisuales
y otros medios de interpretación. En algunas exposiciones resulta útil un
catálogo detallado para que el visitante generalista pueda leerlo y explorarlo
a su gusto. Un sitio web con más detalles de la exposición también es
provechosa para el viajero habitual.
El explorador
El explorador no conoce el terreno pero quiere enterarse de
lo más importante. El diseñador de exposiciones debe asegurarse de que existan
señalización y rotulación que identifiquen un camino bien definido. El rastro
de información trazado por el diseñador debe transmitir datos suficientes para
que el explorador entienda la esencia de la exposición con el mínimo de
confusión. Este tipo de visitante necesita un "nivel superior" de
información, muy bien organizado y riguroso.
El desorientado
El desorientado a veces no sabe adonde ir en la exposición.
Busca algo que atraiga su interés, alguna luz que guíe sus pasos. Puede que
haya venido con otro visitante que sabe más sobre la exposición y que se haya
separado de él. El diseño interpretativo de buena calidad debe incluir una
amplia gama de actividades y opciones para el desorientado. En exposiciones
científicas para niños pequeños, que no entenderán una serie de elementos
dedicados a los adultos, hay que ofrecer a los más jóvenes imágenes que les
estimulen y que al mismo tiempo transmitan un mensaje sutil. Por ejemplo, una
imagen estática de huesos de dlnosauro complacerá a un adulto interesado en la
historia natural. Para el niño, será más divertido un paseo simulado a lomos de
un dinosaurio, mientras que le comunicará igualmente muchos aspectos
importantes del comportamiento del animal.